A Una Mujer Poema
te digan en sueños mis palabras,
avatares dormidos,
ciénagas desterradas con destellos.
aún en las orillas de las madrugadas
que imagino y reconstruyo
por tan solo un indicio.
un treinta y uno de enero
con tu madre a las espaldas,
con los poemas de púlpito
buscando a tientas el oído atento,
menesterosos.
que la piel incita.Por eso sangrar de sólo un dedo
o de toda el alma es lo mismo.
para que no aparezcas, ataviada,
recóndita o frutal.
Soy el más cobarde de todos tus amantes
y por eso dejo a los amigos
que te busquen hasta herirte o coronarte.
no me atrevo
a promulgar mi sed de centinela enamorado.
dóytelas sin venenos, sin pantanos,
con magnolias el cuello te rodeo,
te doy el abrazo suave en la jornada,
el consuelo ante la muerte inhóspita,
y recibo tu voz de fragua
ardiendo en los metales, las almohadas,
hasta doblar la noche, sola,
desde el dolor más hondo que te hizo
humanamente azul y posesiva.
inmolada en el amor.
ANTES DEL ODIO
Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor, por haberme enamorado, corazón sin corazón, de las cosas, del aliento sin sombra de la creación. Sed con agua en la distancia, pero sed alrededor. Corazón en una copa No es posible acariciarte Amor, tu bóveda arriba Todo lo que significa Porque dentro de la triste No, no hay cárcel para el hombre. Miguel Hernández |